Es una inmersión muy sencilla, en la que apenas se dan corrientes y si las hubiere suelen ser suaves, con un pequeño túnel de unos 12 metros de largo.

En la entrada de la cueva, a unos 15 metros de profundidad, se encuentra la imagen de la Virgen del Carmen, de ahí su nombre. La salida al otro extremo es muy espectacular ya que se produce en sentido vertical y podemos apreciar marcados contraluces. Una vez en el exterior, si nos fijamos en el techo de la cueva veremos como escapan entre la posidonia las pequeñas burbujas que se filtran por los recovecos de la cueva.

Uno de los mayores alicientes es la visita de tres barcos que se hundieron para crear arrecifes artificiales, siendo el más representativo y antiguo el Ana María. En estos pecios podemos ver una cantidad inusual de morenas y congrios, tanto por el número de ejemplares como por su tamaño. También es curioso el encuentro con la cola de una avioneta hundida.

Durante esta inmersión podemos encontrar meros, corvinas, dentones, sargos, tres colas, reyezuelos, barracudas, peces loro (vieja canaria), morenas, congrios, nudibranquios, flavelinas y en ocasiones peces luna y águilas de mar.